martes, 22 de septiembre de 2009

Carta de despedida.

Espero que te valla bien
Puro nervio siempre al cien por cien
Espera que la cariátide caiga
Paciencia que es la ciencia
Y si el camino se pone difícil
Para, fúmate un cigarro, descansa
Y si ves que el camino es malo
Reorganiza tus pasos pues lo importante
Es hacer el camino a gusto
Para disfrutar el paisaje créeme
Y si alguna vez te invade la melancolía
Enciende una vela y descubre
Que no estas tú solo, tu sombra te acompaña
Recuerda que ser hedonista no es el pecado
De la carne si no una reinvención del placer

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Se levantó un frio invernal en el pueblo, todos los chavales lo desafiaron jugando en la plaza pero el rigor era duro, sin duda era como para quedarse en casa al calor de una estufa, pero no era así, lo que no se puede hacer es frenar el impetú de la vida, en un pulso podría decirse que perdido los chavales jugaban al balón al pillar o cualquier otro juego infantil.

Pepe que era un chico fuerte presumía de llevar solo un jersey mientras los otros niños calados con gorros bufandas o cualquier cosa que mantuviese el cuerpo caliente lo miraban con indiferencia, envidia o con compasión. Empezó a desatarse una ventisca de consideración aqui podriamos decir que supuso un punto de inflexión para los juegos y considerar en ir a casa para calentarse, Pepe le dijo a su grupo de seguir jugando pues unos copos no podrían con unos chavales robustos asi que siguieron saciando sus necesidades infantiles. Decidieron ir al cementerio para dar un tono más tetrico a los juegos.

Los jovenes entraron en el camposanto y empezarón a contar historias de miedo, mientras todos se iban metiendo en el rol del pánico ya que el clima y el atardecer propiciaban ver sombras inquietantes, ahora el turno de Juan que contó un cuento que dejó a los chavales espantados. Derrepente se escuchó un ruido potente en todo el cementerio y todos corrieron como alma que lleva el diablo, Pepe tropezó y cayó a una fosa abierta rompiendose un brazo y una costilla que le perforó el pulmón.

Pasarón varias horas, derrepente Pepe vió a una muchacha vestida de blanco con un túnica blanca que parecía esculpida con la belleza del diablo, en esto que le dijo:

-¿Porqué no te fuiste desde su primera hora a tu casa como todos los jovenes de la plaza?- Pepe aturdido respondió con un hilo de voz- Por que no quiero dejar de jugar en mi vida quiero ser como Peter Pan siempre un niño que nunca deja de correr por aqui y por alla.- Ante la respuesta del joven la mujer respondió: -Pero Nuncajamás existe y el tiempo no lo puedes detener- La mujer miró inqusitiva al chaval.-Pero... tú no sabes nada claro que puedes desafiar al tiempo y pararlo cada vez que me lo paso bien con mis amigos el tiempo se para y cada instante me da una alegría mayor.- Pepe miró a su alrededor ya estaba oscuro y la mujer ahora era una abuela más o menos octogenaria.-Niño tu al igual que todos tienes un final común que yo sellaré nunca trates de evitar el final de la vida.- Pepe estaba cada vez más debil y con un hilo de voz respondió: -Nunca fui como los demás y no me gustaría y si el final es para todos igual cuando lo vea me dare la vuelta y regresaré al origen nunca dejare que mi vida se como los demás quieren que sea mi camino lo hago yo y punto no quiero guias que me lleven al destino y si no me queda más remedio que acpetarlo solo se que no tendré guía yo solo descubiré los baches y piedras y como esquivarlas para que no me hagan daño.

martes, 8 de septiembre de 2009

El Espiritu del Vino

Alcanza el cielo
Amparo de los desolados
Cuento de hadas en invierno
Salvavidas en un mar
Oleaje brusco en la tempestad
Mil cien vicios por el
Mil ciento una virtud por el
Inspirador de poetas
Que no se diga que no baja braguetas
Y es que ya sea en barrica o en botella
Vida da a los muertos
Alivia tensiones y el estrés
Purga la rutina
Dios ni si o contigo
Garrapatas me ladran mientras escribo
Y si es metira esto prueba lo que digo
Y si es verdad deja tu vida este placer
Que solo miento cuando me interesa
Y ahora me interesa que dejes este dolor