Déjame una vez más.


Hace un tiempo dije que la vida era un segundo, que hay que mantener en esta vida los ojos abiertos, pero de vez en cuando es bueno ir a destiempo. Pienso en que me estoy haciendo mayor e incoherente, pero creo que no es eso, "solo soy yo y mi circusntancia" (o algo por el estilo) y es que hay veces en las que me apetece fumarme un cigarro y ver como por un momento, en un parque cualquiera, las nubes son algodón, la cerveza, calma mi garganta, gastar el tiempo como quien gasta el dinero en las traga-perras. Pero es que es así cuando mejor me siento, escribiendo es cuando tengo mi cabeza en orden, cuando estoy desperdiciando el tiempo cuando solo existo yo sobre la faz de mis problemas.

Tu mirada es de fuego y mi cuerpo de cera.

Un anuncio por otro.


Por esos buenos ratos, en los parques, donde acabas tirada como el que más. Tú porque te has vaciado, otros porque se han llenado de ti. Y es que es así, sí los jienenses podemos decir "Comeros la capital, que esta es nuestra y no la quitáis" podrán comprar nuestro aceite, bienes materiales y demás pero no nos quitarán nuestra cultura, y tu eres ya parte de ella.

Pasa la vida.

Quizás ahora me estoy empezando a ver que tienen razón, cosas que antes solo se le podían ocurrir a mi padre o a mi abuela pero es así, "el fuego de la revolución juvenil se está apagando", todavía queda algunas brasas, pero estoy empezando a saborear lo amargo mundo de los mayores. El whisky es más seco, y la frase de tienes 18 años se vuelve fastidiosamente rutinaria pero es así, no soy Dios para parar el tiempo a mi antojo ni tan puritano como él.

El fuego de la revolución juvenil se está apagando
Aquellas tardes,
En las que el sol moría en la sala del crepúsculo
Tantísimos sueños,
La madurez estaba en flor y ahora es amargo fruto
Vivir en un silbido
Lo que en una vida nadie te ha contado, eso es esto
Pues no hay otra razón
Pero si el tiempo es oro, el oro es solo piedra.