martes, 4 de agosto de 2009

El campesino y el rey.

Había una vez un joven campesino que trabajaba la tierra como vasallo del rey. El año anterior la cosecha había sido muy buena y todas las personas del reino vivieron bastante bien, pero el clima todos sabemos que es caprichoso y en ocasiones juega al despiste.
Bien pues después de doce meses de respeto mutuo entre la tierra y las lluvias heladas y todo aquel fenómeno atmosférico imaginable, esta vez decidió jugar a marchitar las cosechas, bien por heladas, inundaciones o sequías, no hubo cosecha.
El crudo invierno llego al reino y un consejero informó al rey: -Señor, las reservas de alimento son muy bajas solo podemos alimentar a la nobleza o al pueblo, la decisión es suya.- El rey pasó varios días meditando la situación y decidió dar de comer a la nobleza.
El pueblo cada vez más hambriento y enfurecido se reveló contra la regia figura y la nobleza. La rebelión fu rápidamente sofocada por el ejército y los nobles pero un reducto de campesinos se atrinchero en el castillo junto al rey.
- Señor el motivo de nuestra revuelta es la escasez de alimentos-
- Yo que culpa tengo que Dios nos halla castigado con este año de penurias-
- Eso es cierto pero usted es culpable del mal reparto de alimentos-
- ¿Te estás oponiendo a la voluntad de Dios? Te recuerdo que soy rey gracias a la voluntad de nuestro Señor-
- La palabra de Dios también dice que hay que compartir y que...- Los solados entraron en la sala y dispararon una lluvia de flechas contra los campesinos, una saeta alcanzo al rey en la garganta.
El campesino y el rey cayeron juntos al suelo heridos de muerte,
- Es la voluntad de Dios-

Nota: este cuento no es partidario de ninguna religión.

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